Mi principal área de investigación es la política comparada. En los últimos años he estado estudiando fuerzas populistas contemporáneas en América Latina, Europa y Estados Unidos. Tengo un particular interés en mostrar que actores populistas están desarrollando preguntas legítimas respecto al estado actual de la democracia, aun cuando sus soluciones tienden a ser más controversiales que provechosas. Esta agenda de investigación en torno al populismo la he desarrollado de forma individual y en colaboración con colegas trabajando en distintas partes del mundo. Al mismo tiempo, estoy trabajando en otros temas, tales como partidos y fuerzas de ultraderecha en América Latina, la transformación de las fuerzas política de derecha convencional y el antifeminismo. A continuación, presento un breve resumen de los temas que estoy abordando actualmente.
Hasta hace no mucho tiempo atrás, la ultraderecha era vista desde América Latina como un fenómeno lejano, el cual acontece en Europa. Sin embargo, a más tardar desde la irrupción de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil el año 2018, se ha tornado evidente que la ultraderecha ya existe en la región latinoamericana. El triunfo de Javier Milei en Argentina el año 2023 y la reelección de Nayib Bukele en El Salvador el año 2024 refuerza este argumento. Ahora bien, prácticamente no contamos como estudios comparados sobre las distintas fuerzas de ultraderecha que están ganado terreno a lo largo y ancho de América Latina. Para suplir este déficit, junto a varios colegas pusimos en marcha el Laboratorio para el Estudio de la Ultraderecha (ultra-lab) que nos ha permitido llevar analizar tanto “la demanda” como “la oferta” política de ultraderecha. Por un lado, estamos estudiando mediante encuestas quienes son los votantes que están a favor y en contra de la ultraderecha en varios países de América Latina. Por otro lado, estamos analizando cuáles son las ideas que desarrollan las fuerzas políticas de ultraderecha en América Latina, para así encontrar similitudes y diferencias tanto entre ellos como en relación con exponentes de la ultraderecha en Europa y Estados Unidos. Parte de los resultados han sido publicados por la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) y junto a la Fundación Friedrich Ebert publicamos un estudio que analiza las bases de apoyo y rechazo a hacia la ultraderecha en Argentina, Brasil y Chile.
Si bien es cierto que desde la transición a la democracia en adelante los partidos de derecha han sido bastante exitosos electoralmente en Chile, no contamos con muchos estudios al respecto. En investigaciones previas he tratado de abordar esta temática para mostrar cómo los partidos de derecha convencional han experimentado un proceso de moderación programática, lo cual ha terminado dejando a un grupo de votantes y líderes en una situación de orfandad política. Justamente esto explica en gran medida la irrupción de la derecha populista radical, la cual está siendo articulada por José Antonio Kast y el “Partido Republicano”. A través de diversas metodologías, me interesa comprender no solo las ideas desarrolladas por la derecha populista radical, sino que también cuales son los motivos del electorado para apoyar y rechazar a esta fuerza política. Datos empíricos levantados revelan que existen amplios sectores de la ciudadanía que rechazan a la ultraderecha en Chile, así como también la similitud de los votantes de la derecha populista radical chilena con quienes apoyan a estas formaciones política en Europa Occidental. Al mismo tiempo, en un artículo escrito en conjunto con Camila Díaz y Lisa Zanotti mostramos que las ideas que levantan José Antonio Kast y el “Partido Republicano” están muy en sintonía con la oferta programática de la derecha populista radical a nivel global. A su vez, junto Rocío Salas-Lewin y Lisa Zanotti hemos publicado un artículo donde examinamos las bases del apoyo y rechazo electoral hacia la derecha populista radical en Chile.
La evidencia comparada pone en evidencia que la irrupción de distintas formaciones de ultraderecha deja en una situación muy difícil a los partidos de derecha convencional. En efecto, estos últimos experimentan una tensión entre, por un lado, la necesidad de seguir apelando a los votantes moderados, muchos de los cuales expresan valores liberales y progresistas asociados con la “revolución silenciosa” y, por otro lado, la necesidad de atraer a los votantes que simpatizan con las ideas autoritarias e iliberales asociadas con la “contrarrevolución silenciosa” perseguida por la derecha radical populista. Junto a mi colega Tim Bale, trabajamos en un libro editado al respecto para Europa Occidental el cual fue publicado por Cambridge University Press el año 2021. Más recientemente he seguido trabajando en este tema gracias al apoyo de la Fundación Europea para Estudios Progresistas (FEPS) y me interesa generar estudios comparados al respecto, considerando también la situación de los partidos de derecha convencional en América Latina. Ejemplo de ello es una publicación junto a Ariel Becerra, en donde analizamos quienes se identifican con las distintas derechas existentes en Chile actualmente.
Últimamente han venido ganado terreno las investigaciones que buscan medir la demanda por populismo, vale decir, estudios que trabajan con encuestas para saber qué tipo de personas presentan mayor apoyo a las actitudes populistas. Junto a mi colega Steven van Hauwaert, estamos trabajando con datos de varios países de Europa y América Latina para detectar hasta qué punto los ciudadanos que muestran altos índices de populismo tienen perfiles socioeconómicos y sociopolíticos similares o diferentes. A su vez, tenemos especial interés en observar si aquellas personas que simpatizan con las ideas populistas tienen una visión de la democracia particular y para ello estamos elaborando un proyecto de investigación que busca analizar empíricamente la relación entre actitudes populistas y concepción de la democracia. Nuestra hipótesis de trabajo es que los ciudadanos que simpatizan con el populismo tienden a preferir un modelo de democracia iliberal y, por tanto, es altamente probable que los prerrequisitos para el buen funcionamiento de la democracia liberal no están lo suficientemente desarrollados en segmentos importantes del electorado. Datos empíricos recolectados para Europa Occidental confirman esta tesis. Parte de esta agenda de investigación también la he desarrollado junto a mi colega Paul Taggart, con quien publicamos un número especial sobre populismo y democraca para la revista PS: Political Science & Politics.
El avance de la utlraderecha muchas veces va de la mano con el avance de discursos negativos hacia el feminismo. De hecho, varios estudios indican que parte de la agenda de la ultraderecha se vincula con la politización del antifeminismo, lo cual resulta bastante evidente en el caso de América Latina. Sin embargo, hasta ahora contamos con escasa evidencia empírica respecto a cuántas personas y qué tipo de personas son más proclives a las ideas antifeministas. Para abordar esta temática, en distintas encuestas he venido recogiendo datos que buscan medir actitudes antifeministas a nivel de la ciudadanía. Junto a Catherine Reyes-Housholder y Rocio Salas-Lewin estamos trabajando un artículo que analiza esta temática para el caso de Chile. Por su parte, junto a Tomás Arriaza Moreno y Talita Tanscheit hemos publicado un reporte para la Fundacion Friedrich Ebert en donde analizamos actitudes antifeministas en Argentina, Brasil, Chile, El Salvador y México.